Actualmente los inodoros japoneses son muy populares en todo el mudo por la cantidad de gadgets de los que disponen. Pero también se pueden encontrar en Japón los inodoros tradicionales conocidos como washiki. Su utilización no ha caído en deshuso e incluso se pueden encontrar en el Shinkansen debidamente señalados como “ inodoros tradicionales japoneses”.
Este tipo de inodoros difiere de los occidentales tanto en construcción como en la forma de empleo. El inodoro tradicional japonés parece básicamente un urinario puesto en horizontal sobre el suelo. La mayoría de ellos en Japón están hechos de porcelana, aunque en algunos casos (como en los trenes), también se hacen de acero inoxidable. En vez de sentarse, el usuario se agacha sobre el aseo mirando hacia el cazo hemisférico, esto es, hacia la pared que está tras el inodoro.
Una especie de canalón recoge los residuos, en lugar de la taza llena de agua que se emplea en los inodoros occidentales. El resto de los aparatos, tales como la cisterna y las tuberías, pueden ser idénticos a los del inodoro occidental. Tirar de la cadena hace que el agua empuje los residuos desde el canalón hacia un desagüe que desemboca en el sistema de alcantarillado. La cisterna a menudo se maneja de la misma forma que en los inodoros occidentales, pero algunos tienen en su lugar manillas para tirar o pedales en el suelo. Muchos inodoros japoneses tienen dos formas de tirar de la cadena: grande y pequeño. La diferencia estriba en la cantidad de agua usada.
También se le atribuyen varios beneficios a la salud a los inodoros tipo placa turca. Se dice que fortalecen los músculos de la pelvis en las mujeres, reduciendo la probabilidad de incontinencia. También se dice que refuerzan las caderas, que mejoran tanto la respiración como la concentración y que la postura favorece que se elimine más materia fecal del colon. Adoptar y mantener la postura en cuclillas regularmente puede también ayudar a mejorar la flexibilidad de las rodillas.
Una ventaja de este tipo de aseo es que son fáciles de limpiar. Son más baratos de fabricar y consumen menos agua cada vez que se vacía la cisterna. Además, gracias a que no hay contacto directo con el asiento, son más higiénicos.
Históricamente Japón ha tenido unos estándares higiénicos muy por encima de, por ejemplo, Europa, y la limpieza de los desechos humanos era común, mientras que en Europa las aguas negras simplemente se tiraban a la calle durante gran parte de la historia del continente.
En Japón los inodoros se han usado desde el inicio de la civilización, aunque su uso y construcción exactos todavía se desconocen. Los sistemas de drenaje más antiguos son del periodo Yayoi (entre el 300 a. C. y el 250 d. C.). Esos sistemas se usaban en instalaciones más grandes, probablemente en conjunción con inodoros.
Durante el período Nara (710 a 784), se creó un sistema de alcantarillado en la capital, Nara. Consistía en unas corrientes de agua de 10 a 15 cm de anchura donde el usuario se ponía en cuclillas con un pie a cada lado del flujo de agua. Se usaban palos de madera a modo de papel higiénico. Los inodoros más antiguos de Japón también datan de ese tiempo. Se construían sobre un hoyo en el suelo de forma similar a una letrina.
En los primeros tiempos se usaban algas para limpiarse, pero ya en el periodo Edo, se substituyeron por papel higiénico hecho de washi (papel tradicional japonés). En las regiones montañosas se utilizaban también espátulas de madera y grandes hojas. A menudo los inodoros se construían sobre una corriente de agua.
Sin embargo, históricamente las letrinas eran más habituales, dado que eran más fáciles de construir y se podían usar las heces como fertilizante, algo muy importante en un país donde no prácticamente no existía el ganado. Por lo que el deshecho de la gente rica se vendían más caros debido a que su dieta era mucho mejor.
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